Descansó en la Paz del Señor
María Lucila Osorio de Guaitaco
En el silencio de la noche estrellada, tu ausencia pesa como sombra alada. Madre querida, en el cielo reposas, entre susurros de estrellas hermosas.
Tus abrazos, ahora solo en el viento, memorias dulces de un tiempo lento. En el jardín de recuerdos florece, tu amor eterno, que nunca perece.